Corresponden a una planta de poco vigor y bajo
rendimiento, destacándose la alta calidad de sus semillas. Se caracterizan por sus frutos de
cáscara suave y semillas redondas, de color blanco a violeta, dulces y de sabor
agradable. Este tipo de cacao posee un cotiledón
de color entre marfil parduzco y castaño muy claro, con un olor de cacao dulce
unido a un aroma delicado característico. Es famoso por su finura y sus aromas poderosos. Esta variedad
representa los cacaos originales, cuyas plantaciones más antiguas se remontan
al siglo XVII. Ejemplos de cacao "criollo"
son los cultivados en Venezuela, en el Caribe y Nueva Guinea Papua.
Los Forasteros:
Se caracterizan por ser de mayor
tolerancia a las enfermedades que el cacao criollo, y mayor productividad, pero
con menor calidad, ya que poseen un aroma poco pronunciado y una amargura
fuerte y corta que entran en la fabricación de chocolates corrientes.
Representa aproximadamente un 95% de la producción mundial, proveniente de los
países de África Occidental y Brasil.
Los Trinitarios (proviniendo de Trinidad):
Son más resistentes y productivos
que el cacao Criollo pero de inferior calidad. Es el resultado del cruce entre
el cacao forastero y el criollo. Es producido en Granada, Jamaica, Trinidad y
Tobago, Colombia, Venezuela y América Central. Esta especie de cacao es un
híbrido biológico natural entre Criollos y Forasteros, que fue exportado por
Trinidad donde los colonos españoles habían establecido plantaciones, pero es
proviente de Venezuela. No tiene atributo puro a su especie y la calidad de su
cacao varía de media a superior, con un contenido fuerte en manteca de cacao. Representa
el 15% de la producción mundial. El cacao trinitario es el punto de equilibrio
entre calidad, precio y volumen de producción: hasta 60 kilos anuales por
planta; sin embargo, el criollo es el mejor, y el de mayor demanda entre los
fabricantes de chocolates finos.